martes, enero 14, 2014

Manual de métodos extremos para no dormirse en una conferencia aburrida


(Hoy encontré en un bolso que hace tiempo que no uso, un rollito de papel que contenía las siguientes instrucciones. Me pareció bueno compartirlas por la utilidad práctica que puedan llegar a contener)

Diogenismo de bolsillo


Fingir. La primera y casi única regla es fingir. Finge, como ahora, que estás tomando apuntes. Después del punto, miras al conferencista directamente hasta que los párpados vuelvan a ceder. Cuando los párpados caen (como justo hace unos momentos), asientes con la cabeza. Una vez. Dos veces. Fundir el cabeceo con la afirmación. Cambiar de posición hasta adoptar una postura de interés. Así, muy de manual de gente aficionada a la Programación Neurolingüística: mano en la barbilla, pierna cruzada, cabeza ladeada... algo así, muy tópico pero que te obligue a moverte un poco para despejar el sueño aunque sea otro ratito.

Después, volver a la escritura del texto "Manual de métodos extremos para no dormirse en una conferencia aburrida". En este punto la necesidad de dormir ya estará instalada como una nube de mosquitos sobre un frutero en verano. Entonces se escriben cinco palabras y se deja perder la vista en el horizonte. 

Escribes cinco palabras más. 

Otra vez la vista al frente. 

 Aquí hay que hacer una pausa más larga porque nadie, excepto tú, está tomando apuntes y eso podría ser sospechoso. 

En esa pausa larga tu mirada coincide con los otros que están más o menos en la misma situación que tú. Se sonríen pero fingen que están en ello, que tienen (tenían, tuvieron) toda su atención puesta en la conferencia. Centra tu vista en la nuca de tu compañera o compañero de adelante. (Yo tuve suerte y mi compañera tiene una nuca preciosa). Deja tu mirada ahí y de acuerdo con tu suerte imagina que le explotas un grano, que la acaricias con lentitud o que le haces un tatuaje. 

Descríbelo aquí.

 NO lo dibujes, descríbelo, porque los dibujos evidencian que no estás poniendo nada de atención. Eso sí, puedes imaginar un tatuaje de esquema y dibujar cualquier cosa que parezca que tiene que ver con algo de lo mucho que has oído en las anteriores conferencias que sobre este mismo tema has escuchado.
El esquema impostor

Ya te has pasado y el remordimiento te obliga engancharte de nuevo al discurso. Inténtalo. Por piedad, inténtalo. Medio te habrás enganchado y medio te sigues durmiendo. Momento de tomar apuntes de nuevo. 

No cometas el garrafal error de mirar el reloj. El tiempo "pasa con corteza de tortuga", decía Neruda.

 Cuando empiece la ronda de preguntas te darás cuenta de que la gente sí ponía atención. Incluso aquella que se hizo pasar por tu cómplice. Buenos fingidores que fingen que es atención la atención que de verdad pusieron (parafraseo a Pessoa y pienso que soy incapaz de sacar a colación alguna cita textual de uno solo de los teóricos que apuntalaban los cimientos del infumable rollo que acabo de no escuchar). 

 La gente hará preguntas que tú desestimarás porque lo sabes todo. No tienes nada que preguntar y deseas fervientemente que nadie más tenga nada qué preguntar. 

Usas las manos como despertador definitivo. Aplaudir para sacudir tu mala conciencia y para dar por concluido este rito académico.

Es momento de atacar el coffee break y de beber con fruición el café que deberían poner antes de las conferencias aburridas y no después. 

4 comentarios:

Alex dijo...

Coincido en cada punto, ya algún día te compartiré algunos de mis "apuntes".

Marta Bravo dijo...

Jjjjjjj gracias! !! Me he reído un rato y..... me ha despejado ;)

Marta Bravo dijo...

Jjjjjjj gracias! !! Me he reído un rato y..... me ha despejado ;)

Marta Bravo dijo...

Jjjjjjj gracias! !! Me he reído un rato y..... me ha despejado ;)